Acercamiento al TETP (PTSD)
- MentePrisma
- 24 ago 2020
- 5 Min. de lectura
A pesar de haber recibido diferentes nombres a través del tiempo, los reportes sobre este trastorno se remontan al antiguo Egipto alrededor del año 1900ac cuando se documentó el primer caso conocido de un diestres psicológico descrito como una reacción histérica al trauma. El médico alemán Honigman presentó en 1907 al Congreso de Medicina Interna de Wiesbaden el término de “neurosis de guerra” y expuso que muchos oficiales rusos heridos en combate habían presentado posteriormente síntomas tales como hipocondría, histeria, monoplejía, hiperestesia, entro otros. El concepto tomó fuerza durante la primera guerra mundial, cuando el psicólogo Charles Samuel Myers observó síntomas y conductas en los soldados británicos quienes manifestaban reacciones intensas directamente relacionadas al conflicto, se mencionaban respuestas de pánico, miedo intenso, querer de huir, problemas para dormir, hablar o comer, dolores de cabeza, lagunas de memoria, mareo, temblores, sensibilidad aumentada a ruidos, entre otros; Myers acuñó el término de Shell-Shock en 1914 para dilucidar un potencial vínculo entre los síntomas y los bombardeos y disparos. El psiquiatra, psicoanalista estadounidense Abraham Kardiner público en 1941 su libro titulado "The Traumatic Neuroses of War" en el cual describe claramente las alteraciones psicobiológicas crónicas producidas por el estrés y postuló que la neurosis de guerra correspondía a una fisioneurosis, es decir que es un trastorno mental con un origen orgánico donde persisten las respuestas de emergencia biológicas; bajo esta premisa se expone que el trauma es capaz de producir síntomas somáticos y psicológicos. Para la segunda mitad del siglo XX tras la guerra de Vietnam se hablaba del de la “reacción de estrés al combate (REC)” pero fue Chaim F. Shatan, en 1972, quien publicó en el New York Times un articulo titulado "El Síndrome Post Vietnam” del cual se reconoció un alto número de diagnósticos lo que impulso a la Asociación Psiquiátrica Americana a considerar la inclusión de este diagnóstico en el DSM; en esta misma década se propuso el nombre de “trastorno de estrés pos traumático” y fue introducido oficialmente en el DSM-III de 1980.
"Grande es la culpa de una guerra innecesaria."
John Adams
Cómo podríamos definir el TEPT?
Como su nombre lo indica, este es un trastorno que conlleva una respuesta patológica ante un factor estresante. Se caracteriza por un fallo en el almacenamiento de recuerdos especialmente de las memorias relacionadas al estresor. A diferencia del trastorno de estrés agudo, los síntomas del TEPT aparecen 4 o más semanas posteriores al evento traumático y pueden durar hasta 3 meses, en casos agudos o más de 12 semanas en casos crónicos (Azcárate 2007).
Es verdad que cualquier persona puede desarrollar un trastorno de estrés postraumático sin embargo tras muchos estudios, encuestas y entrevistas, se han podido relacionar algunos factores o condiciones que favorecen la presentación de este trastorno; tales factores predisponen al individuo a ser más vulnerable, algunos de ellos son fáciles de reconocer otros se pueden evitar, otros están arraigados en lo profundo de la mente y la genética.
Se ha comprobado que la presencia de trauma previo principalmente durante la infancia es un detonando muy fuerte para la aparición de posteriores trastornos, el TEPT incluido.
Los rasgos de personalidad limite, paranoide, dependiente o antisocial juegan un papel importante a la hora de desencadenar el desarrollo de otros trastornos.
La herencia o vulnerabilidad genética a enfermedades psiquiátricas también debe ser tenido en cuenta a la hora de abordar y tratar este trastorno de estrés.
Por múltiples razones sociales y biológicas, se ha visto que pertenecer al género femenino aumenta la vulnerabilidad a desarrollar un TEPT sin embargo al ser un trastorno de causa multifactorial, los varones no están excluidos de padecerlo, incluso dependerá mas del contexto social e histórico ejemplo de ello los veteranos de guerra.
Un punto clave en todo trastorno y enfermedad es contar con un adecuado sistema de apoyo. Cualquier persona incluso si no posee los otros factores de riesgo, que se enfrenta a un evento estresante más allá de sus capacidades y que no cuenta con un saludable sistema de apoyo podrá desarrollar un trastorno relacionado al estrés.
Otros factores que podrían verse como cotidianos e irrelevantes para algunos, también forman parte de esta lista y no debes ser pasado por alto, esto hace referencia a cambios vitales recientes que producen un alto estrés o estar bajo la influencia de sustancias alcohólicas a la hora de enfrentarse al suceso estresante.

En aras de reconocerlo y diagnosticarlo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales describe que para este trastorno, el individuo debió haber experimentado directamente una situación de daño vital a sí mismo o alguien cercano o que estuvo expuesto repetidamente a detalles sobre estos sucesos traumáticos y ha desarrollado síntomas intrusivos, conductas de evitación, variaciones cognitivas y anímicas negativas, fuertes alteraciones de reactividad. Todos estos cambios y expresiones se conviertes en un trastorno dado que impactan negativamente en la salud mental y física del individuo, deteriorando su funcionamiento social, laboral y personal a diferentes grados.
Que síntomas puede generar?
Dentro de las múltiples y variadas manifestaciones asociadas a este trastorno podemos enumerar las siguientes:
Tener sueños y/o recuerdos recurrentes de carácter angustioso. Los niños pueden usar juegos repetitivos que hacen mención al factor estresante.
Reacciones disociativas donde el sujeto reviviera los eventos, percibe que los acontecimientos estresantes están en el presente por ende siente y actúa con base a ello pudiendo incluso perder conciencia del entorno real. A estas escenas retrospectivas se les conoce como flashbacks.
Se manifiesta un malestar psicológico y/o una reacción fisiológica intensa y prolongada ante cualquier cosa o sensación que simbolicen o se asemejen al factor estresante o algún aspecto de él.
Se realizan grandes esfuerzos por evitar situaciones, recuerdos, pensamientos, lugares, sentimientos, actividades, objetos, personas o cualquier asociación con el factor estresante.
Es común evidenciar una alteración en la memoria que rodea los aspectos más importantes del suceso traumático. A pesar de recordar y revivir involuntariamente escenas del pasado, el individuo es incapaz de acceder a un recuerdo traumático específico de forma voluntaria.
Es importante aclarar que en el TEPT, a diferencia de otros trastornos menos complejos, las expectativas negativas se vuelven persistentes y desproporcionadas así como la percepción distorsionada de las causas y efectos del evento estresor, esto puede llevar al individuo a una culpa autoimpuesta, acusación a terceros.
Emociones negativas como culpa, miedo, furia o vergüenza incrementan mientras la incapacidad de experimentar emociones positivas se hace más presente.
Se disipa el interés en participar de actividades significativas y se denota un sentimiento de desapego a los demás.
Una persona con TEPT puede mostrarse irritable e irascible ante pequeñas provocaciones, imprudente, temerario incluso autodestructivo. Puede evidenciar un estado de hipervigilancia y sobresalto exagerado, problemas de concentración y alteraciones del sueño.

Todos estos aspectos sociales, emocionales, psicológicos, reposan dentro de un marco de subjetividad donde solo pueden ser medidos por el propio individuo, aun así están íntimamente relacionados con el cuerpo orgánico y material que habitamos. La ciencia ha comprobado, medido y cuantificado por muchos años los efectos y cambios quimicofísicos que ocurren en el organismo de personas con este y muchos otros trastornos y enfermedades. En cuanto al TEPT se ha podido evidenciar que hay una elevación en la concentración de adrenalina y otras catecolaminas lo cual genera aumento de la presión arterial, nerviosismo, aumento de la frecuencia cardíaca, palpitaciones, sudoración severa, temblores, enrojecimiento de la piel, efectos de la alteración en el sistema noradrenérgico. El sistema opioide también se ve alterado dado que se ha encontrado una reducción de las concentraciones plasmáticas de β-endorfinas indicando una hiperregulación de este sistema, estos hallazgos tienen gran importancia a la hora de establecer un tratamiento farmacológico adecuado.
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